Cada pasaje de mi historia
pertenece al sector húmedo de las hojas
palabras que provienen de la acera
cemento que contiene la fuerza.
Con katana me rapo de dedos
atravieso mis pulmones
y controlo mis actos.
El territorio circunscrito tiene como enredaderas, lápices
un acento árabe, algo como lava.
Mis ojos se razgan
y colapso ante la seducción del sueño.
Los labios cristalinos
los pies semidesnudos
el sonido de sonarse
lágrimas que levitan.
Intento dibujar un corazón en tu mano muerta
Gandhi viene después.
2 comentarios:
amiga: odio a gandhi. lo odio :)
yo ya había pasado, se me olvidó escribir el punto.
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