miércoles, noviembre 05, 2008

Un secreto de colores pálidos.

Ayer soñé que cambiabas tu nombre
deseé que te besaba y correspondías como podías con los labios a un lado
reconociste que era mi ausencia lo que te faltaba
concebimos el plan macabro de encerrarnos juntas
y volar depués de un rato.

Reaccionamos también como dos féminas asoleadas por la duda
y la repartición del motín no fue elocuente en ningún caso.

En mi sueño recobrabas el valor de mojarme la cara
y despertarme con tus manos en mi cuello, en mi cuerpo
y despedazabas la circunstancia de mí.

También me querías, pequeña insignificante
me querías como mujer que desea, como mujer que ama.
Los cariños lésbicos de tus dedos recompusieron la orquesta de mi sangre.