lunes, marzo 17, 2008

Mis palabras

Comenzar a describir lo que para mí significan las palabras, pensé que me sería fácil, pero cabe la casualidad que no. No había reparado, creo, en la cualidad específica que ellas tienen en mí. Acabo de darme cuenta que son mujeres y no hombres, salió de la nada el gesto sexista y creo que va más allá de si terminan en “a” o no.
Para mi las palabras son sensibles, casi un ser vivo que camina dos, tres, cuatro pies, que respira, come, alimenta, ama, cree… siente. Cada palabra es independiente y solitaria, pero entre todas crean un gran movimiento ideológico, social y racional, que va más allá de lo que nuestras mentes pueden alcanzar.
Las palabras estaban antes que yo naciera y, por alguna razón que no conozco, me eligieron para ser su medio de comunicación, al igual que a todos los que están leyendo esto. Pero a pesar, de que pueden leer esto, estoy casi segura que no todos pueden aprovechar la gran capacidad que tienen estas individuas de mezclarse entre sí y dar a conocer todas las verdades que existen dentro de nosotros.
¿A cuántos les ha pasado que te preguntan algo, pero no sabes cómo responder, no sabes cómo crear oraciones que concuerden con lo que estás sintiendo? Bueno eso ocurre porque tus palabras aún no maduran. O al revés, más de alguna vez me ha pasado que sin querer decirlo las palabras escapan de mi boca y se lanzan al aire entre ondas sonoras y generan oraciones muy, pero muy verdaderas, que el nivel de vergüenza que en mi habita no quería dejar salir. En este caso, creo, las palabras eran más maduras que yo.
Su importancia es fundamental, no podría sólo comunicarme mediante sonidos, gestos, líneas, o quizás si; pero ahora que las conozco mi apego hacia ellas es simbiótico. Esta especie de relación sentimental que mantenemos varía en la dicotomía de razón y sentir. Para usarlas me es necesario pensar, obviamente, pero sin sentirlas se anulan. Sin el sentir mío, sin mi necesidad, la razón de unir letras para conformar algo carece de sentido y obviamente de realidad.
Aunque debo confesar que finalmente son mis sentidos los que comandan el hecho de escribir, las palabras que realmente aprecio, las que logran sobrepasar el clímax de mi ego (digo clímax, porque generalmente odio las palabras por mí desperdiciadas) son aquellas que aparecen en los momentos más trágicos de mi vida. Los más tristes. Los “depresivos”. Cuando todo es negro y sin transparencias logro sacarles el mayor provecho posible, sólo ahí las amo, sólo ahí tienen sentido para mí. Quizás es sólo en esos momentos donde la claridad “creativa” y la claridad de una realidad son completamente nítidas. Es en los momentos de oscuro cuando realmente nos entrelazamos y formamos el nudo más potente que existe. Donde las palabras logran seducirme para que seamos uno. Un uno más que conveniente. Ese uno que logra sacar lo más doloroso, lo más verdadero de mi mente y de mi cuerpo entero.
Mi cuerpo. Creo que las palabras nacen desde cualquier parte del cuerpo. Las he visto murmurándome desde los ojos de otro, entre unos dedos entrelazados, en un abrazo, en un par de lágrimas, en una hoja de papel, en un confort, en un rayo de sol, obviamente en la lluvia, en el metro, en tu metro, en un olor, en el aleteo del colibrí, en la canción que me dedicaste, en la que te regalé yo. En mi te amo, en mi para siempre, en tu duda, en la duda de él, en la duda de ellos. He encontrado las palabras en cielo, mar y tierra. No es coincidencia que aparezcan para todos en cualquier lugar, aparecen según necesidad, ya sea mía o de ellas.
Las palabras habitan en todos mis sentidos, en todos los pasos y respiros que doy en este ritmo de vida que tengo, en la rapidez y en la lentitud, en salud y enfermedad, hasta que la muerte nos separe. O no.

5 comentarios:

bloq mayus dijo...

Te invito a leer mis palabras en mi blog. Aunque mi "ensayo" es a lo Maya. Este es muy Tami. Y me encanta.
¡Gracias palabras por hacernos humanistas!

TE AMO.

Anónimo dijo...

hasta que la muerte nos separe. o no.

que wea mas magnifica !
me dejó un poco eufórica

:)


ah, y sí, como que vamos subiendo los mismo escalones, o bajando, obvio.

Vicente Verdugo dijo...

No esperaba menos, lo mío es otro xD.
De todas maneras hay que darle las gracias por dejarme decirte las mil cosas que siempre tengo que decirte.

Aca estamos, Tía Tamara ! [Esa fué una frase de mi hija, que nos representa a los dos (yo y ella), te acuerdas que te comenté ?]

Te adoro tanto que me pongo celoso!
^^

La Misma (Valentina Carrasco) dijo...

tam, me encanto, esta buenisimo!

y muy tu, como dijo la maya ^^

un abrazo grandote!

Pamela dijo...

Tamy, cuanta "prolificidadismo". Mañana hablamos.

Un abrazo,
Pseudo-Lectora